viernes, 14 de agosto de 2009

La naturaleza del problema


Por muchos años los seres humanos se han enfrentado con un problema que consiste en la relación entre el cuerpo y la mente de las personas. La única manera de encontrar esta solución es conociendo el significado de cada uno por separado y descubriendo las diferencias entre ellos, para así, después relacionarlos.


El cuerpo humano controla sus movimientos gracias al sistema nervioso central, el cual se basa en impulsos nerviosos, tanto aferentes como eferentes. Cada impulso tiene una función sensorial distinta y única, lo que permite la diferenciación entre los mismos. Es necesaria la existencia de acontecimientos mentales tanto como fisiológicos, ya que no es posible el correcto funcionamiento de uno sin el otro debido que deben trabajar juntos para lograr un objetivo común.

Debido a la cantidad de objetos existentes, las ciencias físicas han creado un sistema de definición de los mismos basándose en las relaciones que estos puedan tener con otros. Sin embargo, las distintas clasificaciones se han reducido a dos formas para ordenar y organizar los objetos del mundo: uno se basa en la percepción mediante los cinco sentidos humanos (orden fenoménico), mientras el otro incluye el factor de asociación entre acontecimientos además de los 5 sentidos mencionados anteriormente (orden físico). No es necesario que tengan la misma clasificación de categorías, ya que difieren en su manera de percibir los acontecimientos y las relaciones entre estos.


Es probable que un objeto se nos presente y nuestros sentidos nos engañen, debido a que no es posible percibir de la misma manera un objeto por separado que estando en relación con otros a su alrededor. No podemos llegar a conocer la definición en su totalidad porque lo real va más allá de lo que podemos ver y tocar.

La dinámica entre el orden fenoménico y el físico ha dado lugar a dos problemas trascendentales que se encuentran conectados entre sí pero a la vez tienen características distintas. El primero, llamado la tarea de las ciencias físicas, “…consiste en sustituir la clasificación de los acontecimientos realizada por nuestros sentidos…(Hayek, 2004).” Por otro lado, la psicología teórica plantea la incógnita de porqué los acontecimientos y objetos se nos presentan tal y como son sobre nuestros sentidos, y no de ninguna otra manera. La psicología se basa en cómo y porqué los estímulos son clasificados de tal forma y las razones de por qué son similares y diferentes entre ellos.

La psicología adquiere un nuevo deber al desarrollarse las ciencias físicas, siendo éste la explicación del orden cualitativo del mundo fenoménico. Es necesario que el ser humano experimente con el mundo externo y no solamente con su interior. Él mismo descubrirá que lo que lo rodea no es más que un reflejo de sí mismo.


Entre los conceptos estímulo e impulso existe una diferencia significativa. El primero se refiere a un suceso que se da fuera del cuerpo humano pero que crea una reacción dentro de él, la cual es transmitida mediante fibras nerviosas que viajan entre los órganos. Estas señales se conocen como impulsos.

Las ciencias físicas han distinguido los estímulos basándose en la reacción que estos causan en el mundo externo con relación a nuestros sentidos. Sin embargo, los estímulos que podrían considerarse físicamente muy similares entre sí son verdaderamente distintos. Es posible que estos actúen en el cuerpo humano pero en lugares distintos. Las conexiones entre órganos no responden a todas las clases de estímulos; al contrario, seleccionan ciertos impulsos para reaccionar ante ellos.


Debido a que los órganos receptores ordenan y clasifican los estímulos, solamente pequeñas partes de los acontecimientos físicos pueden ser clasificados como tales. La otra parte no actúa como estímulo sobre nuestros nervios. Las características particulares de un impulso se deben al efecto que el estímulo ha evocado en éste, no al estímulo en sí. Esta diferenciación fue enunciada por Johannes Müller; quien la nombró teoría de la energía específica de los nervios.


Según Müller, las causas externas trasladan a nuestra consciencia un estado de los nervios sensoriales. Las distintas características de los estados sensoriales se ven determinadas por posiciones en el sistema nervioso, posiciones ocupadas por la fibra que transmite el impulso. Las características del mismo no tienen la capacidad de explicar por sí mismas lo que diferencia a sus equivalentes mentales.

Aunque cada estímulo sea único y diferente a todos los demás de un grupo, es capaz de evocar un cambio de la misma cualidad sensorial al unirse con otros estímulos específicos que se encuentren a su alrededor. De igual manera funciona en sentido contrario, ya que estímulos físicos con características similares entre sí pueden causar un efecto totalmente diferente al actuar sobre órganos de distinto tipo.

Estudios recientes muestran que las distintas dimensiones de la sensación están conectadas una con la otra. Si alguna de ellas es modificada, el cambio afectará a las demás de igual manera.
Los acontecimientos pueden pertenecer tanto al orden fenoménico como al orden físico. Sin embargo, es posible que algunos de ellos pertenezcan solamente al primer orden y no tengan una posición establecida en el segundo, o viceversa; creando una correspondencia imperfecta entre ellos.


Dentro del orden físico existe el desarrollo de subsistemas, por ejemplo la mente, que poseen características heredadas del sistema principal para poder reflejarlas en el medio externo correctamente.


El comportamiento manifiesto, procesos nerviosos centrales y respuestas periféricas son lo que definen la palabra efecto. Estos tres elementos son los que cambian cuando éste se manifiesta en sus distintas cualidades sensoriales.

En la misma modalidad podemos encontrar distintas sensaciones, ya que algunas veces las relaciones intermodales entre éstas son demasiado fuertes. A este fenómeno de evocar sensaciones al mismo tiempo se le llama sinestesia. De igual modo existen conexiones entre cualidades afectivas y cualidades sensoriales porque es casi imposible que una sensación no vaya acompañada de sentimientos o emociones.


Como ya se había mencionado antes, los estímulos pueden ser similares y diferentes. Este cambio se puede reconocer debido a las diferentes perspectivas de las personas. Una vez que ya se conocen las cualidades de los estímulos se almacenan en la conciencia, y es ahí en donde clasificamos los estímulos según las similitudes de nuestra experiencia sensorial.


Dos concepciones opuestas acerca del problema del orden sensorial se encuentran a continuación: una que niega la existencia de dicho problema y otra que no queda satisfecha incluso si este problema tuviera una resolución. La primera está representada por los behavioristas clásicos y miembros de escuelas con pensamientos similares. Consiste en el estudio de la manera en que el cuerpo responde a los distintos estímulos físicos y a la descripción de los mismos, de manera que sea posible analizar el comportamiento provocado por estos. Se basa en la experiencia personal sensorial para representar el mundo externo; no se necesita de otra explicación para la existencia de un orden mental distinto que éste. Convierte el problema de la mente en un problema de respuestas de un organismo al mundo fenoménico. La segunda, apoyada por John Locke y William James, plantea que aunque comparemos con otras personas las similitudes entre los estímulos, aún queda algo más allá por conocer, a lo que llamamos ideas intrínsecas de las sensaciones. Éstas son imposibles de percibir al menos que sean experimentadas, creando un espacio incapaz de ser llenado para alcanzar la verdad absoluta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario