La idea de que la experiencia subjetiva es la que nos lleva a conocer el sistema de relaciones formado por las cualidades sensoriales percibidas ya es un hecho. Debemos explicar estas relaciones basándonos en los sistemas equivalentes, o isomorfos. Con este concepto nos referimos a que todo lo que sucede en A debe corresponder a lo que sucede en B, ya sean acontecimientos, efectos o relaciones. El isomorfismo posee la característica de poder existir tanto en estructuras materiales como en inmateriales, siempre y cuando estas estructuras tengan relación entre sí.
Hay tres estructuras que causan problemas al clasificarlas como isomorfas. Estas son:
1. El orden físico, el cual no conocemos a la perfección pero debemos suponer conocerlo.
2. El orden neural de las fibras y de los impulsos que transmiten estas fibras, lo que pertenece al orden físico y no puede ser conocido directamente, sino solamente reconstruido.
3. El orden mental o fenoménico de las sensaciones, lo que implica saber la manera en que conocemos las cosas y no saber lo que las cosas son en sí.
Hay tres estructuras que causan problemas al clasificarlas como isomorfas. Estas son:
1. El orden físico, el cual no conocemos a la perfección pero debemos suponer conocerlo.
2. El orden neural de las fibras y de los impulsos que transmiten estas fibras, lo que pertenece al orden físico y no puede ser conocido directamente, sino solamente reconstruido.
3. El orden mental o fenoménico de las sensaciones, lo que implica saber la manera en que conocemos las cosas y no saber lo que las cosas son en sí.
Es imposible que el primero sea isomorfo del segundo, ya que el segundo es parte del primero, el cual ya es un hecho que no es isomorfo del tercero. Cuando dos órdenes son idénticos no son isomorfos. Tal es el caso del orden inferido y del orden de elementos neurales conocidos.
Desde su nacimiento, el organismo clasifica estímulos en distintas categorías basándose en su experiencia. Cada persona interpreta el mundo de diferente manera y de esto dependerá la explicación que pueda dar del mismo.
El sistema de cualidades sensoriales puede ser visto desde dos puntos de vista distintos: estático, que se refiere a que el ser humano imagina todos aspectos al mismo tiempo; y dinámico, que explica cómo un acontecimiento puede alterar los efectos en los demás acontecimientos en una situación. El primero expone la idea de que una persona (guiada por la causalidad) conoce poco a poco la cadena de cualidades e imágenes.
Las imágenes, acontecimientos y objetos pueden ser percibidos de distintas maneras. No es lo mismo percibir un objeto de forma individual, a percibir un conjunto de ellos relacionados entre sí. Ambas situaciones exponen los diferentes significados que puede tener un objeto, haciendo que la comprensión de éste varíe dependiendo de las relaciones que tenga con lo que está a su alrededor. Podemos concluir que el “todo” no es lo mismo que la suma de sus partes.
Los acontecimientos son agrupados y organizados en clases mediante un proceso de clasificación simple. Para poder separarlos es necesario encontrar cualidades similares entre ellos y verificar que produzcan el mismo efecto. Sin embargo, cada acontecimiento puede pertenecer a varias clases y producir efectos diferentes al estar en contacto y tener relaciones con los demás de la clase.
Cuando esto lo proyectamos en el cuerpo humano, los impulsos nerviosos toman el lugar de los acontecimientos para transmitir señales aferentes y ser clasificadas por el sistema nervioso. Al captar un estímulo, el impulso viaja a través de fibras nerviosas, formando un sistema complejo de conexiones en todo el sistema nervioso. Este se crea y modifica durante las distintas etapas del desarrollo humano. Los impulsos son capaces de transmitir señales a distintas partes del cuerpo, dependiendo la orden que reciban de la corteza.
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