jueves, 27 de agosto de 2009

El sistema nervioso como instrumento de clasificación



El sistema nervioso, organizado jerárquicamente, transmite señales desde la corteza cerebral hacia los órganos motores y viceversa. Las encargadas de llevar estos mensajes de un lado a otro son células llamadas neuronas, las cuales están formadas por un cuerpo celular y prolongaciones que reciben el nombre de axones y dendritas. (FOTO NEURONAS) La corteza cerebral, conteniendo más de diez mil millones de células, se encarga de la clasificación de los impulsos que entran y salen del cerebro (aferentes y eferentes).

Los impulsos nerviosos pueden describirse como eslabones de una cadena separados entre sí por espacios cortos de tiempo. Las fibras nerviosas pueden emitir señales en varias direcciones, sin embargo, están programadas para emitirlas en una sola dirección. De aquí surge el “principio de todo o nada”, el cual habla de que la fibra nerviosa puede transmitir o no transmitir el impulso nervioso. Si decide hacerlo, la intensidad de éste siempre será la misma. Sin embargo, la intensidad puede variar en el tiempo de duración, causando inhibición o sofocación en la excitación.

A la conexión entre neuronas se le llama sinapsis. Durante el desarrollo, los putos de encuentro pueden modificarse dependiendo de su funcionamiento. Los impulsos pueden ser transmitidos en doble sentido, ya que lo mismo que la primera le transmite a la segunda puede ser transmitido en sentido contrario.

Existen 3 hipòtesis para explicar de una manera simple el funcionamiento del sistema nervioso central:
1. Los impulsos que llegan al cerebro pueden ser clasificados o discriminados de distintas maneras, dependiendo de impulsos similares.
2. Hipótesis irreal que se basa en el orden que existe entre las conexiones sensoriales que han formado las neuronas.
3. Si las neuronas se encontraran en el centro o al mismo nivel, se puede crear un orden.

Hayek resalta el hecho de que el sistema sensitivo está conectado directamente con el sistema motor, de modo que no es posible su separación definitiva. Sin embargo, se presenta un organismo que no nace con estos sistemas y conexiones, sino que los crea a través del tiempo.

Las neuronas que reciben impulsos están conectadas entre sí y a la corteza. Las neuronas no están conectadas exactamente con los órganos receptores. Hay ciertas conexiones que no tienen la fuerza y energía suficientes para provocar una excitación en otras neuronas, de manera que necesitan el apoyo de impulsos similares que lleguen al mismo lugar, a estas conexiones se les llaman "potenciales" como afectivas.

Las neuronas están organizadas en grupos que reciben el mismo impulso. La posición de cada célula dentro de este sistema puede variar en tipo y en grado, según los receptores que sean activados por estímulos que están juntos. Cuando se crean conexiones entre estímulos internos y externos, se le llama séquito. La clasificación de los impulsos y estímulos puede darse de maneras distintas:

1. La probabilidad de que los órganos receptores cercanos sean excitados al mismo tiempo es más grande. Esto hace que se forme una red de conexiones sensitivas.
2. Estímulos físicos del mismo tipo causan conexiones cercanas entre impulsos.
3. Cuando el organismo está en actividad, los estímulos actúan sobre él al mismo tiempo


Cada séquito puede contener impulsos que permanezcan tanto a éste como a otros séquitos que tengan características similares. Es por esto que los acontecimientos pueden ser objetos y actos de clasificación a la vez. Sin embargo, cada séquito posee una parte impulsiva y otra potencial. La primera se refiere a que “un impulso siempre aparecerá cuando se presente el impulso (Hayek, 2004, pg. 135)”, mientras la segunda “aparecerá sólo si la tendencia hacia una excitación de las neuronas que constituyen el séquito se ve apoyada por otros impulsos que operan hacia el mismo efecto (Hayek, 2004, pg. 135).”

Se demuestra cómo diferentes teorías ejemplifican el orden espacial de las sensaciones. La teoría de la visión espacial está basada en que, para que la sensación se produzca, se debe tener una postura o actitud en especial del cuerpo. El orden espacial común hace énfasis en cómo las relaciones entre los impulsos puede llegar a ser muy diferentes entre sí. Cada grupo clasificado tiene un significado distinto y una función única en el sistema nervioso.

También existe otra clase de conexiones mencionada anteriormente, las que provocan inhibición, que logran que “impulsos diferentes tengan efectos que sean directamente opuestos entre sí (Hayek, 2004, pg. 139).” La diferencia entre estos se puede ver en los efectos que van a producir los impulsos en cada circunstancia. Sin embargo, en sistemas en los que los acontecimientos se encuentran conectados entre sí, cada impulso individual pertenece a varias clases diferentes.


Los séquitos siempre están abiertos a recibir más impulsos, lo que fortalece al grupo entero. Existen neuronas que no están conectadas directamente con los receptores pero funcionan como intermediarios entre otras neuronas del mismo grupo. La formación de séquitos, para obtener su propio significado funcional, se da cuando una neurona recibe un impulso y se conecta con otra cercana y así sucesivamente.

Aparte de los dos casos de clasificación múltiple mencionados anteriormente, existe un tercero que “puede tener lugar en varios niveles o etapas sucesivas, y que cualquiera de las diversas clases en las que puede estar incluido un impulso puede, a su vez, ser objeto de ulterior clasificación (Hayek, 2004, pg. 142).” En otras palabras, se refiere a una clasificación que incluye tanto impulsos individuales como grupos de estos, a lo que llamamos clase de orden superior. Lo único que los diferencia es que todos responden de manera distinta.

Un impulso puede asociarse a varios séquitos distintos. Pero las nuevas conexiones que haga estarán inevitablemente asociadas con los impulsos de los grupos a los que ya pertenecía antes.

Las posibilidades de clasificación son ilimitadas. Sin embargo, este proceso puede ser llamado evaluación, ya que se incluyen diferencias en clase y en grado.

La escuela Gestáltica plantea ideas similares a las de Hayek. Como por ejemplo: plantea que las cualidades sensoriales están determinadas por la organización del campo, la cual se basa en conexiones de impulsos fisiológicos, y no deben ser elementos fragmentados. La Gestalt también resalta el hecho de que la percepción y la sensación no tienen mayor diferencia.


Hayek, F. (2004). El orden sensorial, Unión Editorial: Italia

jueves, 20 de agosto de 2009

Esbozo de la Teoría



La idea de que la experiencia subjetiva es la que nos lleva a conocer el sistema de relaciones formado por las cualidades sensoriales percibidas ya es un hecho. Debemos explicar estas relaciones basándonos en los sistemas equivalentes, o isomorfos. Con este concepto nos referimos a que todo lo que sucede en A debe corresponder a lo que sucede en B, ya sean acontecimientos, efectos o relaciones. El isomorfismo posee la característica de poder existir tanto en estructuras materiales como en inmateriales, siempre y cuando estas estructuras tengan relación entre sí.
La escuela de la Gestalt ha utilizado el isomorfismo de una manera distinta, ya que ésta dice que cuando se trata de un isomorfismo de dos figuras, esto no implica la semejanza de su disposicion de espacio.


Hay tres estructuras que causan problemas al clasificarlas como isomorfas. Estas son:
1. El orden físico, el cual no conocemos a la perfección pero debemos suponer conocerlo.
2. El orden neural de las fibras y de los impulsos que transmiten estas fibras, lo que pertenece al orden físico y no puede ser conocido directamente, sino solamente reconstruido.
3. El orden mental o fenoménico de las sensaciones, lo que implica saber la manera en que conocemos las cosas y no saber lo que las cosas son en sí.



Es imposible que el primero sea isomorfo del segundo, ya que el segundo es parte del primero, el cual ya es un hecho que no es isomorfo del tercero. Cuando dos órdenes son idénticos no son isomorfos. Tal es el caso del orden inferido y del orden de elementos neurales conocidos.

Desde su nacimiento, el organismo clasifica estímulos en distintas categorías basándose en su experiencia. Cada persona interpreta el mundo de diferente manera y de esto dependerá la explicación que pueda dar del mismo.

El sistema de cualidades sensoriales puede ser visto desde dos puntos de vista distintos: estático, que se refiere a que el ser humano imagina todos aspectos al mismo tiempo; y dinámico, que explica cómo un acontecimiento puede alterar los efectos en los demás acontecimientos en una situación. El primero expone la idea de que una persona (guiada por la causalidad) conoce poco a poco la cadena de cualidades e imágenes.

Las imágenes, acontecimientos y objetos pueden ser percibidos de distintas maneras. No es lo mismo percibir un objeto de forma individual, a percibir un conjunto de ellos relacionados entre sí. Ambas situaciones exponen los diferentes significados que puede tener un objeto, haciendo que la comprensión de éste varíe dependiendo de las relaciones que tenga con lo que está a su alrededor. Podemos concluir que el “todo” no es lo mismo que la suma de sus partes.

Los acontecimientos son agrupados y organizados en clases mediante un proceso de clasificación simple. Para poder separarlos es necesario encontrar cualidades similares entre ellos y verificar que produzcan el mismo efecto. Sin embargo, cada acontecimiento puede pertenecer a varias clases y producir efectos diferentes al estar en contacto y tener relaciones con los demás de la clase.

Cuando esto lo proyectamos en el cuerpo humano, los impulsos nerviosos toman el lugar de los acontecimientos para transmitir señales aferentes y ser clasificadas por el sistema nervioso. Al captar un estímulo, el impulso viaja a través de fibras nerviosas, formando un sistema complejo de conexiones en todo el sistema nervioso. Este se crea y modifica durante las distintas etapas del desarrollo humano. Los impulsos son capaces de transmitir señales a distintas partes del cuerpo, dependiendo la orden que reciban de la corteza.

Esbozo de la Teoría

La idea de que la experiencia subjetiva es la que nos lleva a conocer el sistema de relaciones formado por las cualidades sensoriales percibidas ya es un hecho. Debemos explicar estas relaciones basándonos en los sistemas equivalentes, o isomorfos. Con este concepto nos referimos a que todo lo que sucede en A debe corresponder a lo que sucede en B, ya sean acontecimientos, efectos o relaciones. El isomorfismo posee la característica de poder existir tanto en estructuras materiales como en inmateriales, siempre y cuando estas estructuras tengan relación entre sí.

Hay tres estructuras que causan problemas al clasificarlas como isomorfas. Estas son:
1. El orden físico, el cual no conocemos a la perfección pero debemos suponer conocerlo.
2. El orden neural de las fibras y de los impulsos que transmiten estas fibras, lo que pertenece al orden físico y no puede ser conocido directamente, sino solamente reconstruido.
3. El orden mental o fenoménico de las sensaciones, lo que implica saber la manera en que conocemos las cosas y no saber lo que las cosas son en sí.


Es imposible que el primero sea isomorfo del segundo, ya que el segundo es parte del primero, el cual ya es un hecho que no es isomorfo del tercero. Cuando dos órdenes son idénticos no son isomorfos. Tal es el caso del orden inferido y del orden de elementos neurales conocidos.

Desde su nacimiento, el organismo clasifica estímulos en distintas categorías basándose en su experiencia. Cada persona interpreta el mundo de diferente manera y de esto dependerá la explicación que pueda dar del mismo.

El sistema de cualidades sensoriales puede ser visto desde dos puntos de vista distintos: estático, que se refiere a que el ser humano imagina todos aspectos al mismo tiempo; y dinámico, que explica cómo un acontecimiento puede alterar los efectos en los demás acontecimientos en una situación. El primero expone la idea de que una persona (guiada por la causalidad) conoce poco a poco la cadena de cualidades e imágenes.

Las imágenes, acontecimientos y objetos pueden ser percibidos de distintas maneras. No es lo mismo percibir un objeto de forma individual, a percibir un conjunto de ellos relacionados entre sí. Ambas situaciones exponen los diferentes significados que puede tener un objeto, haciendo que la comprensión de éste varíe dependiendo de las relaciones que tenga con lo que está a su alrededor. Podemos concluir que el “todo” no es lo mismo que la suma de sus partes.

Los acontecimientos son agrupados y organizados en clases mediante un proceso de clasificación simple. Para poder separarlos es necesario encontrar cualidades similares entre ellos y verificar que produzcan el mismo efecto. Sin embargo, cada acontecimiento puede pertenecer a varias clases y producir efectos diferentes al estar en contacto y tener relaciones con los demás de la clase.

Cuando esto lo proyectamos en el cuerpo humano, los impulsos nerviosos toman el lugar de los acontecimientos para transmitir señales aferentes y ser clasificadas por el sistema nervioso. Al captar un estímulo, el impulso viaja a través de fibras nerviosas, formando un sistema complejo de conexiones en todo el sistema nervioso. Este se crea y modifica durante las distintas etapas del desarrollo humano. Los impulsos son capaces de transmitir señales a distintas partes del cuerpo, dependiendo la orden que reciban de la corteza.

viernes, 14 de agosto de 2009

La naturaleza del problema


Por muchos años los seres humanos se han enfrentado con un problema que consiste en la relación entre el cuerpo y la mente de las personas. La única manera de encontrar esta solución es conociendo el significado de cada uno por separado y descubriendo las diferencias entre ellos, para así, después relacionarlos.

El cuerpo humano controla sus movimientos gracias al sistema nervioso central, el cual se basa en impulsos nerviosos, tanto aferentes como eferentes. Cada impulso tiene una función sensorial distinta y única, lo que permite la diferenciación entre los mismos. Es necesaria la existencia de acontecimientos mentales tanto como fisiológicos, ya que no es posible el correcto funcionamiento de uno sin el otro debido que deben trabajar juntos para lograr un objetivo común.

Debido a la cantidad de objetos existentes, las ciencias físicas han creado un sistema de definición de los mismos basándose en las relaciones que estos puedan tener con otros. Sin embargo, las distintas clasificaciones se han reducido a dos formas para ordenar y organizar los objetos del mundo: uno se basa en la percepción mediante los cinco sentidos humanos (orden fenoménico), mientras el otro incluye el factor de asociación entre acontecimientos además de los 5 sentidos mencionados anteriormente (orden físico). No es necesario que tengan la misma clasificación de categorías, ya que difieren en su manera de percibir los acontecimientos y las relaciones entre estos.

Es probable que un objeto se nos presente y nuestros sentidos nos engañen, debido a que no es posible percibir de la misma manera un objeto por separado que estando en relación con otros a su alrededor. No podemos llegar a conocer la definición en su totalidad porque lo real va más allá de lo que podemos ver y tocar.

La dinámica entre el orden fenoménico y el físico ha dado lugar a dos problemas trascendentales que se encuentran conectados entre sí pero a la vez tienen características distintas. El primero, llamado la tarea de las ciencias físicas, “…consiste en sustituir la clasificación de los acontecimientos realizada por nuestros sentidos…(Hayek, 2004).” Por otro lado, la psicología teórica plantea la incógnita de porqué los acontecimientos y objetos se nos presentan tal y como son sobre nuestros sentidos, y no de ninguna otra manera. La psicología se basa en cómo y porqué los estímulos son clasificados de tal forma y las razones de por qué son similares y diferentes entre ellos.

La psicología adquiere un nuevo deber al desarrollarse las ciencias físicas, siendo éste la explicación del orden cualitativo del mundo fenoménico. Es necesario que el ser humano experimente con el mundo externo y no solamente con su interior. Él mismo descubrirá que lo que lo rodea no es más que un reflejo de sí mismo.

Entre los conceptos estímulo e impulso existe una diferencia significativa. El primero se refiere a un suceso que se da fuera del cuerpo humano pero que crea una reacción dentro de él, la cual es transmitida mediante fibras nerviosas que viajan entre los órganos. Estas señales se conocen como impulsos.

Las ciencias físicas han distinguido los estímulos basándose en la reacción que estos causan en el mundo externo con relación a nuestros sentidos. Sin embargo, los estímulos que podrían considerarse físicamente muy similares entre sí son verdaderamente distintos. Es posible que estos actúen en el cuerpo humano pero en lugares distintos. Las conexiones entre órganos no responden a todas las clases de estímulos; al contrario, seleccionan ciertos impulsos para reaccionar ante ellos.

Debido a que los órganos receptores ordenan y clasifican los estímulos, solamente pequeñas partes de los acontecimientos físicos pueden ser clasificados como tales. La otra parte no actúa como estímulo sobre nuestros nervios. Las características particulares de un impulso se deben al efecto que el estímulo ha evocado en éste, no al estímulo en sí. Esta diferenciación fue enunciada por Johannes Müller; quien la nombró teoría de la energía específica de los nervios.

Según Müller, las causas externas trasladan a nuestra consciencia un estado de los nervios sensoriales. Las distintas características de los estados sensoriales se ven determinadas por posiciones en el sistema nervioso, posiciones ocupadas por la fibra que transmite el impulso. Las características del mismo no tienen la capacidad de explicar por sí mismas lo que diferencia a sus equivalentes mentales.

Aunque cada estímulo sea único y diferente a todos los demás de un grupo, es capaz de evocar un cambio de la misma cualidad sensorial al unirse con otros estímulos específicos que se encuentren a su alrededor. De igual manera funciona en sentido contrario, ya que estímulos físicos con características similares entre sí pueden causar un efecto totalmente diferente al actuar sobre órganos de distinto tipo.

Estudios recientes muestran que las distintas dimensiones de la sensación están conectadas una con la otra. Si alguna de ellas es modificada, el cambio afectará a las demás de igual manera.
Los acontecimientos pueden pertenecer tanto al orden fenoménico como al orden físico. Sin embargo, es posible que algunos de ellos pertenezcan solamente al primer orden y no tengan una posición establecida en el segundo, o viceversa; creando una correspondencia imperfecta entre ellos.

Dentro del orden físico existe el desarrollo de subsistemas, por ejemplo la mente, que poseen características heredadas del sistema principal para poder reflejarlas en el medio externo correctamente.

El comportamiento manifiesto, procesos nerviosos centrales y respuestas periféricas son lo que definen la palabra efecto. Estos tres elementos son los que cambian cuando éste se manifiesta en sus distintas cualidades sensoriales.

En la misma modalidad podemos encontrar distintas sensaciones, ya que algunas veces las relaciones intermodales entre éstas son demasiado fuertes. A este fenómeno de evocar sensaciones al mismo tiempo se le llama sinestesia. De igual modo existen conexiones entre cualidades afectivas y cualidades sensoriales porque es casi imposible que una sensación no vaya acompañada de sentimientos o emociones.

Como ya se había mencionado antes, los estímulos pueden ser similares y diferentes. Este cambio se puede reconocer debido a las diferentes perspectivas de las personas. Una vez que ya se conocen las cualidades de los estímulos se almacenan en la conciencia, y es ahí en donde clasificamos los estímulos según las similitudes de nuestra experiencia sensorial.

Dos concepciones opuestas acerca del problema del orden sensorial se encuentran a continuación: una que niega la existencia de dicho problema y otra que no queda satisfecha incluso si este problema tuviera una resolución. La primera está representada por los behavioristas clásicos y miembros de escuelas con pensamientos similares. Consiste en el estudio de la manera en que el cuerpo responde a los distintos estímulos físicos y a la descripción de los mismos, de manera que sea posible analizar el comportamiento provocado por estos. Se basa en la experiencia personal sensorial para representar el mundo externo; no se necesita de otra explicación para la existencia de un orden mental distinto que éste. Convierte el problema de la mente en un problema de respuestas de un organismo al mundo fenoménico. La segunda, apoyada por John Locke y William James, plantea que aunque comparemos con otras personas las similitudes entre los estímulos, aún queda algo más allá por conocer, a lo que llamamos ideas intrínsecas de las sensaciones. Éstas son imposibles de percibir al menos que sean experimentadas, creando un espacio incapaz de ser llenado para alcanzar la verdad absoluta.

La naturaleza del problema


Por muchos años los seres humanos se han enfrentado con un problema que consiste en la relación entre el cuerpo y la mente de las personas. La única manera de encontrar esta solución es conociendo el significado de cada uno por separado y descubriendo las diferencias entre ellos, para así, después relacionarlos.


El cuerpo humano controla sus movimientos gracias al sistema nervioso central, el cual se basa en impulsos nerviosos, tanto aferentes como eferentes. Cada impulso tiene una función sensorial distinta y única, lo que permite la diferenciación entre los mismos. Es necesaria la existencia de acontecimientos mentales tanto como fisiológicos, ya que no es posible el correcto funcionamiento de uno sin el otro debido que deben trabajar juntos para lograr un objetivo común.

Debido a la cantidad de objetos existentes, las ciencias físicas han creado un sistema de definición de los mismos basándose en las relaciones que estos puedan tener con otros. Sin embargo, las distintas clasificaciones se han reducido a dos formas para ordenar y organizar los objetos del mundo: uno se basa en la percepción mediante los cinco sentidos humanos (orden fenoménico), mientras el otro incluye el factor de asociación entre acontecimientos además de los 5 sentidos mencionados anteriormente (orden físico). No es necesario que tengan la misma clasificación de categorías, ya que difieren en su manera de percibir los acontecimientos y las relaciones entre estos.


Es probable que un objeto se nos presente y nuestros sentidos nos engañen, debido a que no es posible percibir de la misma manera un objeto por separado que estando en relación con otros a su alrededor. No podemos llegar a conocer la definición en su totalidad porque lo real va más allá de lo que podemos ver y tocar.

La dinámica entre el orden fenoménico y el físico ha dado lugar a dos problemas trascendentales que se encuentran conectados entre sí pero a la vez tienen características distintas. El primero, llamado la tarea de las ciencias físicas, “…consiste en sustituir la clasificación de los acontecimientos realizada por nuestros sentidos…(Hayek, 2004).” Por otro lado, la psicología teórica plantea la incógnita de porqué los acontecimientos y objetos se nos presentan tal y como son sobre nuestros sentidos, y no de ninguna otra manera. La psicología se basa en cómo y porqué los estímulos son clasificados de tal forma y las razones de por qué son similares y diferentes entre ellos.

La psicología adquiere un nuevo deber al desarrollarse las ciencias físicas, siendo éste la explicación del orden cualitativo del mundo fenoménico. Es necesario que el ser humano experimente con el mundo externo y no solamente con su interior. Él mismo descubrirá que lo que lo rodea no es más que un reflejo de sí mismo.


Entre los conceptos estímulo e impulso existe una diferencia significativa. El primero se refiere a un suceso que se da fuera del cuerpo humano pero que crea una reacción dentro de él, la cual es transmitida mediante fibras nerviosas que viajan entre los órganos. Estas señales se conocen como impulsos.

Las ciencias físicas han distinguido los estímulos basándose en la reacción que estos causan en el mundo externo con relación a nuestros sentidos. Sin embargo, los estímulos que podrían considerarse físicamente muy similares entre sí son verdaderamente distintos. Es posible que estos actúen en el cuerpo humano pero en lugares distintos. Las conexiones entre órganos no responden a todas las clases de estímulos; al contrario, seleccionan ciertos impulsos para reaccionar ante ellos.


Debido a que los órganos receptores ordenan y clasifican los estímulos, solamente pequeñas partes de los acontecimientos físicos pueden ser clasificados como tales. La otra parte no actúa como estímulo sobre nuestros nervios. Las características particulares de un impulso se deben al efecto que el estímulo ha evocado en éste, no al estímulo en sí. Esta diferenciación fue enunciada por Johannes Müller; quien la nombró teoría de la energía específica de los nervios.


Según Müller, las causas externas trasladan a nuestra consciencia un estado de los nervios sensoriales. Las distintas características de los estados sensoriales se ven determinadas por posiciones en el sistema nervioso, posiciones ocupadas por la fibra que transmite el impulso. Las características del mismo no tienen la capacidad de explicar por sí mismas lo que diferencia a sus equivalentes mentales.

Aunque cada estímulo sea único y diferente a todos los demás de un grupo, es capaz de evocar un cambio de la misma cualidad sensorial al unirse con otros estímulos específicos que se encuentren a su alrededor. De igual manera funciona en sentido contrario, ya que estímulos físicos con características similares entre sí pueden causar un efecto totalmente diferente al actuar sobre órganos de distinto tipo.

Estudios recientes muestran que las distintas dimensiones de la sensación están conectadas una con la otra. Si alguna de ellas es modificada, el cambio afectará a las demás de igual manera.
Los acontecimientos pueden pertenecer tanto al orden fenoménico como al orden físico. Sin embargo, es posible que algunos de ellos pertenezcan solamente al primer orden y no tengan una posición establecida en el segundo, o viceversa; creando una correspondencia imperfecta entre ellos.


Dentro del orden físico existe el desarrollo de subsistemas, por ejemplo la mente, que poseen características heredadas del sistema principal para poder reflejarlas en el medio externo correctamente.


El comportamiento manifiesto, procesos nerviosos centrales y respuestas periféricas son lo que definen la palabra efecto. Estos tres elementos son los que cambian cuando éste se manifiesta en sus distintas cualidades sensoriales.

En la misma modalidad podemos encontrar distintas sensaciones, ya que algunas veces las relaciones intermodales entre éstas son demasiado fuertes. A este fenómeno de evocar sensaciones al mismo tiempo se le llama sinestesia. De igual modo existen conexiones entre cualidades afectivas y cualidades sensoriales porque es casi imposible que una sensación no vaya acompañada de sentimientos o emociones.


Como ya se había mencionado antes, los estímulos pueden ser similares y diferentes. Este cambio se puede reconocer debido a las diferentes perspectivas de las personas. Una vez que ya se conocen las cualidades de los estímulos se almacenan en la conciencia, y es ahí en donde clasificamos los estímulos según las similitudes de nuestra experiencia sensorial.


Dos concepciones opuestas acerca del problema del orden sensorial se encuentran a continuación: una que niega la existencia de dicho problema y otra que no queda satisfecha incluso si este problema tuviera una resolución. La primera está representada por los behavioristas clásicos y miembros de escuelas con pensamientos similares. Consiste en el estudio de la manera en que el cuerpo responde a los distintos estímulos físicos y a la descripción de los mismos, de manera que sea posible analizar el comportamiento provocado por estos. Se basa en la experiencia personal sensorial para representar el mundo externo; no se necesita de otra explicación para la existencia de un orden mental distinto que éste. Convierte el problema de la mente en un problema de respuestas de un organismo al mundo fenoménico. La segunda, apoyada por John Locke y William James, plantea que aunque comparemos con otras personas las similitudes entre los estímulos, aún queda algo más allá por conocer, a lo que llamamos ideas intrínsecas de las sensaciones. Éstas son imposibles de percibir al menos que sean experimentadas, creando un espacio incapaz de ser llenado para alcanzar la verdad absoluta.